Volvamos la vista sobre uno de los clásicos de nuestra literatura; para completar el cuadro de nuestra educación sentimental como mexicanos, para mejor abrir los ojos a las raíces profundas de nuestra concepción del mundo, nada mejor que asomarse a esta pequeña obra monumental de Carlos Fuentes.
Vivimos, desde la era colonial, en una cultura donde el decir y el no decir, el quedar bien a toda cosa y procurar la imagen sobre el contenido, son parte de nuestro lenguaje cotidiano. Vivimos a la saga de nuestro destino, como para mantener el mundo estable y que todo fluya sin concurso de nuestra voluntad. Una forma de llamar a la doble moral donde el secreto resguarda nuestras culpas y aguarda la mejor ocasión para salir a la luz.
Carlos Fuentes, escritor joven en aquel tiempo, dibujó el México que ya había superado el trauma revolucionario pero no el del contraste entre su herencia tradicional y su futuro moderno.
Leer a Fuentes es casi una obligación cívica. Leer las buenas conciencias es trabajar en nuestra propia identidad.
http://www.megustaleer.com.mx/libro/las-buenas-conciencias/MX9325
Un pensamiento