Simenon será siempre recordado por la monumentalidad de sus novelas policíacas; sin embargo, su preferida no pertenecía a ese género, al menos no del todo. La mirada inocente, me parece y en ello coincide también el autor, es su novela más poderosa, la mejor realizada y la más efectiva; se trata de una narración compleja, donde nada es lo que aparenta y donde la ciudad y el protagonista se confunden en una evolución de sesenta años.
La Mirada Inocente, retrata la evolución y creación de un artista en el seno de la Ciudad; un pintor creciendo y transformándose en París, la suya es también la evolución de la mirada, no sólo como ejercicio fisiológico – que no es poco – sino mucho más allá de ello por la captación de los significados y la creación de las imágenes.
Todo pasa por la mirada del artista y todo se confunde para crear nuevas realidades; él, que pudo haber sido un criminal, encuentra su camino en la creación que, al igual que el delito, suele ser subversiva. Pero esa subversión es pacífica, lenta y serena, como la transformación de su entorno, como la paulatina sustitución de los caballos por los autos.
Simenon alcanza una cima en esta novela porque alcanza a liberarse del canon de la novela policíaca aunque no sus herramientas; así, con algo de autobiografía, con algo de otras biografías y con una imaginación bien entrenada, nos ofrece su texto más logrado y también el más entrañable.
Algo más sobre el libro:
https://elpais.com/diario/2003/02/08/babelia/1044665416_850215.html
Algo más sobre el libro:
Libro atípìco, si no es atípico Simenon mismo. Lo descubrí gracias al filósofo Julián Marías, padre del novelista Javier, y desde hará unos 15 años no dejo de leerlo y de sorprenderme. Algo de esa sorpresa la reflejaba aquí (https://bit.ly/2lml7h0). Muchas gracias, César por traernos esta novela, ciertamente de las mejores, junto con (por ejemplo) “El hombre de Londres”. Un abrazo.
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Muchas gracias por tu lectura. Es sin duda la que más me gusta de Simenon
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