Del «Libro del Haiku», con la magnífica selección de Alberto Silva, estas diminutas joyas para disfrutar el viernes:
- En Año Nuevo, iquién pudiera, de nuevo, hacerse niño!i Issa
- A lomos de aquel hombre la chica cruza.el río, bajo luces rasgadas de luna. Shiki
- Corriente abajo, sin huella de algún puente para este día que no se acaba. Shiki
- Se alarga el día como mis ojos que se extravían escrutando el mar. Taigi
- No quiere el día despedirse: remolonea entre los charcos. Issa
- Fue darme vuelta o el hombre que cruzaba se hizo niebla. Shiki
- ¡Primavera de viento!: el sauce llora gotas, polvo el ciruelo. Shôha
- Mujer estéril: juega con ternura a las muñecas! Ransetsu
- Luz en la lumbre cada muñeca viste su propia sombra. Shiki
- Para los gatos, amar es revolcarse y entre grandes bostezos levantarse. Issa
- ¿Es una flor caída, que vuelve a su rama? ¡Es una mariposa! Moritake
- Las manos en el suelo, un sapo, respetuoso, recita su poema. Sôkan
- Abre el oído, somételo al silencio de las flores. Onitsura
- Un niño boquiabierto mira caer las flores ¡Todo un Buda! Kubutsu
- Azaleas que en el dedo del cantero parecieran heridas. Buson
- Hago del fresco mi propia residencia (y en ella duermo). Bashô
- La campanilla no calla y escucha el calor en el suave gotear del reloj. Yayû
- Hacia aquellas montañas, hirviendo se repliega la jornada. Onitsura
- Una fila de hormigas prolonga la cresta de nubes flotantes. Issa
- Al vagabundo el verano lo viste de tierra y cielo. Kikaku
- Al fresco, mi cuarto se hace todo jardín, todo montañas. Bashô
- Errante, sin fronteras, labrador de mi nimia parcela. Bashô
- Todo está en calma. El son de las cigarras taladra rocas. Bashô
- Mi guarida es menuda pero alcanza para las piruetas de mis pulgas. Issa
- Cuarenta grados»: en su fiebre, el enfermo sigue en verano. Shiki
- Este camino ya nadie lo recorre, salvo el ocaso Bashô
- Luna en el agua: se astilla en mil pedazos, renacen mil lunas de agua. Chôshû
- Con el agua, se escurre el día en los arrozales. Buson
- A diez pasos de casa, como en un mar me interno en el otoño. Shiki
- ¿A quién le cuento la pena de acabarse el otoño? Ryôkan
- Me voy. Te quedas. Dos otoños. Buson
- ¡Van tan atareadas, preñadas de lluvia, preñadas de viento, las velas del mar! Kyorai
- Alba. Rugidos de ballena. Mar de escarcha. Kyôrai
- Nieve, de luna iluminada, donde tirar mi vida. Kikaku
- No hay cielo ni tierra. Sólo nieve que cae eternamente. Hashin
- Montes y campos ocultos en la nieve, envueltos en la nada. Jôsô
- Aguanieve infinita, impenetrable soledad
- Los que miran la nieve, uno a uno invisibles, se han hecho nieve. Katsuri
- Cumplir cincuenta sin jamás ser capaz de invernar. Issa
- La llama inmóvil no es más que un firmamento de soledades. Yaba